LIEN CARRAZANA-Dossier
CTRL+Z
La crítica de la crítica...
Viendo pasar las nubes
Goodbye to the roof
Aplicadores para pensar
¡Arriba la carpa!...
Para dibujar un camino...
Terapia de grupo

Para dibujar un camino hasta Luz y Oficios

(...) si quieres vivir en la rama de un árbol, (...)
como vas a pasarte la vida bajo tierra,
hazte una casa en el aire muchacho,
quiero decir en la rama de un árbol (...)

Marta Valdés

Los caminos Es innegable la trayectoria dibujística del Arte Cubano, ampliamente señalada por los ponentes1 en el encuentro teórico realizado el 30 de julio en el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño con motivo del XIII Salón de la Ciudad, en esta ocasión dedicado al dibujo.

Me inclino entonces a pensar en dos caminos fundamentales en que se divide este género: uno encaminado a la búsqueda de un lenguaje intimista, retiniano, apegado a la ilustración y a las técnicas más tradicionales del género y otro orientado a vincular el dibujo con las maneras más contemporáneas para encontrar nuevos materiales con los cuales renovar la técnica.

¿SENDERO O AVENIDA?

De un modo abstracto y filosófico el debate nos encaminó a la observación del dibujo como símil de idea, presente de manera constante en la vida. Ahora, la diferencia de poder dibujar y no ser artista ¿radicaría en qué? Cuando coincidimos en descubrir como forma de dibujo los mapas que los antiguos trazaban en la tierra, o quizás ese croquis que algún amigo te hace de como llegar a su casa, los dibujos en la arena de la playa, las sombras que proyectan las rejas iluminadas, la línea del horizonte. Encontrar la manera de que una simple sombra se convierta en material, en obra, es tal vez la búsqueda de la abstracción que señalaba René Francisco en el debate, tan poco transitada en la creación de los artistas que dibujan en el pavimento de la plástica actual; siendo a mi entender, esté un punto neurálgico a la hora de analizar la producción artística en Cuba referente al dibujo y más en particular, el Salón de la Ciudad del año 2002, inaugurado el pasado 23 de julio.

Cuestionar la calidad de una muestra concurso es un reto cuando de convocatorias se trata, si bien recordamos jerarquías institucionales y generacionales en el campo artístico. Un Salón de la Ciudad es el vehículo para valorar la creación plástica actual en La Habana si estamos de acuerdo en que a la vez no lo es, en particular cuando esto se deriva de la impostergable presencia de los artistas. Habría que cuestionar por qué muchos no están, por qué una creación encaminada a renovar y validar el dibujo desde una perspectiva espacial, contemporánea, abstracta, conceptual, no estuvo presente de manera orgánica en el Salón. Salvo contadas excepciones entre obras puramente visuales, deudoras de las técnicas diversas que el dibujo posee por tradición, pero que no tienen un lugar, en mi opinión, significativo, en las avenidas más concurridas y dinámicas de la contemporaneidad, - la cual siempre pide renovación. No se trata de vetar la tradición como obsoleta, quizás lo válido sea inquietar con ella e imponerla junto a los soportes multimediáticos que absorben la tinta y el papel. Pero esa tarea corresponde al que idea una obra y no al que invita al diálogo y al intercambio desde una sala expositiva, amén de estrategias y otras tijeras recién amoladas.

Ya sean senderos o avenidas las vías del dibujo actual, la posibilidad de reflexionar sobre él se levanta como un semáforo en rojo y esto puede ser mérito también de un Salón como este.

EL MAPA DE LUZ Y OFICIOS

Hablar del Salón, más allá de retórica y ecuaciones reflexivas, es un stop ineludible. Y es cuando las obras me sugieren ser observadas y no narradas. Quién se lo iba a decir a Rafael Pérez Alonso, que en el XIII Salón de la Ciudad sus palmas iban a alcanzar el Primer Premio para asombro también de Karl Von Linné, botánico inglés que las estudió y les dio nombre, posibilitando que de alguna manera Rafael estampara hoy su idea de palma, conjugando también la herencia socialcultural de una Cuba emblemática para la creación de estos dibujos. Desde el desdibujo, Dependencia total de Loidys Carnero Pineda muestra una señal de esa renovación y/o validación del dibujo tradicional, aún incipiente pero acertada, como inicio de una búsqueda que se deslinda del estudio académico y el propio yo. Siguiendo una soltura propia de la gráfica y el humor, las piezas de Lourdes León, Jack y los frijoles mágicos y La gallina de los huevos de oro dan muestras del ingenio personal de un dibujo narrativo que aboga por una forma propia, distante de fórmulas académicas. Desde otra dirección, La Moviola de Jardiel Díaz Núñez se ubica en la frontera de los dos caminos, con una idea dirigida a dinamizar la rígida estructura del dibujo en soporte papel, empleando la movilidad instalativa. De estas y otras piezas hermanadas por la necesidad de estampar el oficio y el espíritu propio, se nutre el camino más concurrido del Salón que llamaré Tierra, camino que sigue un historial dibujistico heredado de la academia y la contemplación.

En el entronque donde he dividido el dibujo en dos caminos, el camino Aire: sendero que algún día podrá ser avenida, la contemporaneidad busca ideas diversas con las cuales dibujar. Paralelo 23´´00´´ de María Victoria Portelles de la Nuez, es la visualización ¿falsa?, a través de una mano que filma, esa línea geográfica que dibuja un fragmento de mundo, la necesidad de imaginar los dibujos del aire y la inquietud de significar la grafía mas allá de sus bordes. De igual manera, Fidel E. Álvarez Causil, con Claro-Oscuro, intenta, más que dibujar la simple sombra que el sol deja en el suelo al cruzar una ventana, interesarnos por todos los dibujos anónimos que la luz crea tras de sí y registrar en fotos el acto de dibujar, para convertirlo también en el dibujo mismo. La luz quizás sea el material de este gran dibujo que es la Ciudad cuando amanece, para que podamos ver los colores y las formas. Por eso la luz es uno de los materiales que elegí para presentar la instalación fotográfica Ofrenda a Yemayá, y trazar un signo en la espalda, un tatuaje de sol y de arena, un rito que nos una con el agua, con esos dibujos que hacemos en la orilla de la playa. Para que a través del pretexto de un rito otros dibujen su propio signo con arena en las Salas de Luz y Oficios.

LA LUZ VERDE

Cuando cambia un semáforo no puedes quedarte detenido en medio de la calle. Una fila de carros dibujaría tu silueta con sangre en el asfalto. No creo que los stops quejumbrosos sean premisas para el futuro del dibujo en Cuba, ni que el Salón haya incurrido en delirios que no posean su eco en puentes aparencialmente fuertes, en eventos similares. La salud de los eventos en la Ciudad, de todas maneras, es un tema que mi modesta opinión no se atreve a cuestionar, si bien recordamos la jerarquía que poseen las instituciones que los convocan, tratándose del Salón de la Ciudad, de un primer peldaño en la escalada, no obstante, importante, ya es poco probable saquemos conclusiones acertadas de la inmediatez del talento que aquí escribe sus primeros pasos. De todas formas el camino Tierra y el Camino Aire están ahí y lo importante es el dedo con que este Salón sugiere la necesidad de transitarlos.

Notas:

1. El panel del evento teórico estuvo integrado por los Doctores Juan Sánchez y Magaly Espinosa, la Lic. Margarita González, el artista René Francisco Rodríguez y el Arq. Nelson Herrera Isla.

Publicado en Noticias de Arte Cubano
Lien Carrazana Lau
Artista y escritora
No. 9, Año 3, Septiembre 2002