LIEN CARRAZANA-Dossier
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¡Arriba la carpa!...
Para dibujar un camino...
Terapia de grupo

¡Arriba la carpa! The circus has arrived...

Un policía se consulta con una cartomántica en las afueras de un Circo. Esta imagen puede parecer pura conjugación estética de la narrativa de lo real maravilloso carpenteriano, pero como muchas veces coincide que la ficción es un arquetipo de la realidad, esta imagen no es ficción, es un hecho verídico: un policía se consulta con una cartomántica en las afueras de un Circo.

Nuestra idiosincrasia, marcada por diversas mezclas étnicas, religiones e ideologías, da lugar a una cultura sincrética y mestiza donde las paradojas priman como componente vivencial. En el terreno artístico estas paradojas condicionan un hacer que incorpora esta dinámica heterogénea originando un arte que ironiza (en ocasiones, con marcada intención crítica) la realidad contemporánea. En nuestra plataforma visual varios artistas plásticos se han sustentado de este complemento para crear sus obras donde el absurdo y la sátira son elementos esenciales. El componente lúdico se extiende a zonas donde la interactividad es un recurso primario, siendo el performance, el happening y otras prácticas que mezclan varios géneros maneras recurrentes en el discurso visual, enfocado en muchos casos hacia el show como estrategia representacional.

La Octava Bienal de la Habana fue eco de estos presupuestos. Tanto en la muestra central como en los proyectos colaterales se hizo evidente por parte de algunos artistas el interés por el performance en tanto presentación escénica, con una intención marcada en atraer la atención del espectador. Es aquí donde aparece el Circo donde el policía y la cartomántica forman una analogía visual, ya que en esta intención de conjugar arte y vida (propósito y tema de esta Bienal) el protagonismo se hallaba muchas veces en el espectador y su manera de recepcionar el hecho artístico.

Proyecto Circo no se trata del clásico circo de trapecistas y comecandelas, es un evento visual que sesiono los días 15 y 16 de noviembre en el marco de la Octava Bienal de La Habana con la participación de varios artistas plásticos cubanos y extranjeros a quienes se unieron artistas escénicos y músicos para formar un espectáculo que propondría el arte como fiesta y entretenimiento, interviniendo el espacio circo (entiéndase carpa y tradición) para reconstruir un nuevo show, esta vez protagonizado por las artes visuales.

La Carpa, emplazada en la Plaza de África de Alamar, Habana del Este, en apariencia era una carpa común, una de las intenciones de proyecto Circo lo constituyó el propósito de crear confusión en el espectador, simulando la presentación de un circo real, para atraer a un público desprevenido ante el espectáculo que allí se presentaría.

La intervención del espacio-carpa se sucedió tanto dentro como afuera de esta. Entre las propuestas exteriores figuraban obras que avanzaban en disímiles terrenos desde lo puramente visual hasta lo interactivo. Moviola de Hagdiel Díaz constituía una de las piezas emplazadas en el exterior de la carpa, la cual apelaba al recurso cinético construyendo un artefacto instalativo que atraía a modo de juego a contemplar los diversos dibujos estampados en el papel. La obra, dispuesta a modo de pantalla desplazable a través de un mecanismo construido por el artista, apelaba al intento de confrontar la inventiva popular y la tradición gráfica, extrayendo ésta de los marcos cerrados del montaje bidimensional e ironizando con ese objeto cinematográfico ahora reducido a las molduras de la manufactura. Apropiándose de una caseta derruida aledaña a la carpa, la artista Ricarda Roigan procedente de Alemanía, presentó a modo de environment la obra Quiosco de Romerillo, donde la artista escenificó sus impresiones del barrio de Romerillo, en el municipio de Playa, con la utilización de objetos y mobiliarios de este lugar, emplazando además fotografías. La artista ofreció al público el alcohol que se produce y se toma en Romerillo y trajo los muebles de este lugar intentando trasladar las visiones recogidas durante su vivencia allí.

Y como es habitual, los vendedores aparecen en el circo, dando lugar a una feria poco usual. Esta es la feria donde la cartomántica (Jenny Victoria Pantoja) consulta, ya no sólo a un policía sino a cualquiera, rompiendo con ese rito privado del oráculo tradicional con Gnoscete ipfum, un modo diferente de predecir el futuro. En este lugar aparece un manisero (Yoan Linares) que regala cucuruchos que poseen en su interior el texto y la partitura de la famosa canción El Manisero de Moisés Simons, merodea un payaso dispuesto a cualquier broma (Andrés Pérez), Glenda Salazar pinta graffitis optimistas en las calles a modo de señales y Luis Eligio P. M. Cafria y Olver Reyes Rodríguez realizan la acción performática Pan con Poeta que conjuga la literatura para representar la entrega alegórica del cuerpo poético a través de la ordinaria venta de pan con cerdo asado. En esta representación casi teatral, el poeta (Luis Eligio P. M. Cafria) se hallaba tendido sobre una bandeja improvisada semidesnudo y con un maquillaje que refería a la carne asada, el vendedor (Olver Reyes Rodríguez) correctamente vestido leía los poemas e instaba a consumir no sólo la poesía sino también el cuerpo del poeta. Es prudente señalar que estos dos artistas son parte del colectivo ONMI, un grupo multidiciplinario que trabaja fundamentalmente el performance como practica artística. Este grupo era el encargado de culminar la feria con la propuesta Marcha ONMI la cual residía en el hecho de marchar alrededor del circo cargando un gran garabato (símbolo emblemático del orisha elegguá, el que abre y cierra los caminos) hecho de muchos garabatos que recordaban también una rustica balsa. Paralelo esto, este mismo colectivo ejecutó otra acción performática llamada Cruzando el mar de noche con la acción, por parte de uno de los integrantes, de señalizar el camino de la marcha con unas estacas que poseían espejos en la parte superior desde los cuales era posible ver reflejado el rostro de los marchantes y a la vez ejercían de guías luminosas para dibujar el recorrido. Esta marcha concluyó irrumpiendo en la carpa con la algarabía propia de estas aglomeraciones.

A la entrada como en cualquier circo expendían el ticket: está vez se trataba de un ticket poco común. La verdadera historia de la mentira de Nelson Mulet es una obra que se apropia estratégicamente de el pago obligatorio de la entrada para articular un dialogo silencioso donde el artista al entregar el ticket le ha vendido una mentira al público. Esta mentira a modo de textos breves pretende activar un intercambio a través del cuestionamiento cínico a muchas ideas que le interesan y que parten, en ocasiones, de frases, consignas e ideas universales que el artista manipula en función de abrir un camino para la interrogación con el espectador. Mentiras diversas que pretenden pasar por verdades y violan el cerco de la credibilidad: a partir de hoy todos los hombres son iguales.

Como un componente imprescindible se halla la entrega del pago correspondiente al ticket, y de este acto se desprende otra obra del proyecto. Acción Circulante de Luis Gárciga y Miguel Moya emerge como juego visual desde el uso del Origami, transportado ahora a la moneda (billete) como soporte, mediante lo cual se flexibiliza el rígido valor y significante de la misma. Estos billetes a modo de pequeños objetos articulan un discurso sutil entre el arte como mercadería y la desmitificación de la moneda, al ser entregada en forma de objeto. A este hecho sumamos que Acción Circulante se halla enlazada a la propuesta de Nelson Mulet debido a que estos billetes-objetos constituyen el cambio que requerían algunos espectadores al comprar del ticket de entrada. Tomado esto como motivo se completaba la intención de hacer circular la pieza a manera de happening, ya que era un factor decisivo la participación del público. Siendo así que La verdadera historia de la mentira y Acción Circulante formen un conjunto donde una obra y otra se enriquecen ya que ante la aspereza de una mentira litera(l)ria, se contraponía la perspicaz ironía de un origami en un billete en moneda nacional.

Es evidente, aunque todavía no hemos penetrado en la carpa, que la intención de este proyecto se asienta en construir un hilo conductor a manera de historia en la cual cada obra puede contaminarse con otra en función de lograr un espectáculo donde se diluyen los límites que aíslan a un artista con otro y a las obras entre sí. Es un precepto que queda muy definido cuando se trata de espectáculos o proyectos grupales donde la autoría esta subordinada a un trabajo en colectivo. Si bien este no es el caso, ya que los artistas presentaron sus propuestas por separado, el proyecto intentó aglutinar las propuestas por su temática y morfología, partiendo mas que todo de un propósito donde la idea de un show visual no se separase de la intención de crear un discurso curatorial que unificase las obras en función de crear este gran environment: el Circo.

Pero bien, ya dentro, todo en apariencia coincidía con una carpa normal: gradas y un escenario pequeño, pero algunos hechos inusuales indicaban que el espectador estaría sujeto una vez más al extrañamiento que este proyecto persigue como uno de sus intereses. A esto contribuyen obras como La teoría va a la calle de Carlos Barosela la cual consistía en una indumentaria de bocinas que el artista se había colocado en su cuerpo y por las cuales reproducía varios juicios sobre el arte de diversos críticos cubanos. Estos discursos formaban un dialogo ininteligible desde el cual Carlos Barosela satirizaba sutilmente la función de la critica de arte desde la paradoja de descontextualizarla para alimentar la utopía de “hacerla asequible a todo tipo de publico”. Sonido Propio II de Janet Martínez, otra de las obras sonoras del proyecto, fungía como disturbio e intromisión, ya que la artista, portadora de un sonido de patrón de prueba tomado de la televisión, irrumpía entre los espectadores, creando extrañamiento e incomodidad en este al no permitirle observar correctamente la función. Esta obra interactuaba ya adentrado el espectáculo, y era percibido de un modo muy intimo entre alguno de los espectadores. Cabezas de Aire de Nilda Mijares Poyer, propuso una venta de globos rosados con rostros, escuetamente dibujados, de figuras femeninas. Estos globos se hallaban adornados con otros aditamentos para resaltar así su intención explicita de crear un paralelo entre la sensibilidad promedio femenina de las aspiraciones idealizadas (lo que sabemos: la cabeza en las nubes) y lo etéreo del globo como objeto para representar esta “mujer soñadora”. Mike Osterhout procedente de Estados Unidos, presentó Holy LGM en clara alusión a los comerciantes privados de su país, vistos en estadios y otros sitios públicos como ferias, etc. Mike funge como pequeño comerciante de una serie de productos que pretende vendernos (agua, miel, tabaco, gorras, pulovers, y demás accesorios), todos poseen como es de suponer su marca registrada Holy desde la cual parodia claramente con ese abismo que existe entre lo sacro y lo industrial, entre comercio y creación.

Las luces se apagan al fin para dar inicio a la función. Un Elefante ocupa mucho espacio del grupo de Teatro “El Ciervo Encantado” nos deleita con el encanto de un teatro que está en el camino donde se juntan la visualidad y la acción, la alegría y el talento en una representación que ha diluido la frontera del teatro y el performance, creando un espectáculo que posee la gracia y entretenimiento del arte las variedades y la poética del teatro. Este grupo logró atrapar sin diálogos verbales ni estereotipos a un público mayoritariamente distanciado del ámbito teatral y más aún de las prácticas performáticas.

Varios artistas plásticos llevaron a cabo sus obras desde esta mezcla de teatralidad y performance. Tal es el caso del artista y profesor Edel Bordón, de la Academia de San Alejandro, y sus estudiantes, los cuales reconstruyeron el video-arte didáctico Polimita Versicolor, realizado por Edel con otro grupo de estudiantes en 1999, el cual fuera considerado uno de los primeros video-performances. Pol-imitaciones es una recreación a modo “ingenuo” de pequeñas escenas donde aparecen personajes como la Máscara, la Serpiente, el Corazón, la Campana, la Flauta, el Falo y otros, estos personajes son sugeridos a través de fragmentos del cuerpo, donde la mímica relata una historia que delata una interpretación en ocasiones nada ingenua de estos personajes.

Estaciones de Annery Velasco, Yamilee Fuentes y Akzana Cuenca, es una representación danzaría interpretada por Inalvis Echeverría, Linnet Luján y Julio García. La obra intenta vincular la gestualidad de la danza contemporánea con un maquillaje que nos recuerda a las estatuas vivas del mundo o al color del bronce de las esculturas reales para con ello hilvanar una narración sobre el amor de pareja, incondicional este a sexo o condición, realzando al parecer estos personajes cotidianos como efigies de la vida.

Otras de las representaciones teatrales del evento estuvieron a cargo del grupo Océano con la obra Este mundo azul que es nuestra casa, la cual recreaba la historia de la creación del mundo, con un sustrato ecológico. Esta obra aunque estaba dirigida mayoritariamente al público infantil poseía en el contexto de la carpa un atractivo visual para el público en general, ya que la obra empleaba la luminosidad de la luz negra como un instrumento para resaltar la belleza y colorido del mundo marino.

He de señalar que las propuestas teatrales alternaban con la proyección de videos, actos de variedades y performances. Entre los performances realizados dentro de la carpa Nilda Mijares represento Lo difícil de representar en una acción que involucró la acrobacia por parte de los artistas circenses, quienes por medio de sus cuerpos pintados con los colores de las banderas de Cuba y Venezuela construyeron estandartes corporales. Otra de las propuestas que aprovechó el hacer circense fue Rituales del artista Rolando Vázquez, quien con la participación de varios acróbatas realizó un ritual religioso combinando la acrobacia con fragmentos ceremoniales de la religión yoruba, creando así un sutil analogismo entre este acto sagrado de invocar un dios y la acrobacia como un acto riesgoso y esforzado en busca de no perder el equilibrio y caer; ya que puede sea pura apreciación personal, pero a veces me da la impresión que las personas intentan buscar el equilibrio también desde la entrega a la religión. Por otra dirección, pero enlazados por el culto religioso, Alexander Guerra presentó el performance Liturgia cristiana que a modo de video clip combinó la música, el video y la actuación de un coro de iglesia. La obra intentaba recrear varios tópicos de índole social que expresaban en el texto de la canción como la violencia, la soledad, el descarrilamiento de la vocación, etc., el tema era tarareado por el coro mientras se balanceaban en columpios instalados en el escenario invocando con ello la plenitud pacifica de esos columpios de la infancia. De un modo teatral pero más vinculado al hacer performático y literario aparece la propuesta de grupo OMNI, Fantasmas Cívicos. Esta propuesta emerge como otro modo de ritual, esta vez no es clara la referencia religiosa (tal vez no exista), pero estos fantasmas corren alrededor de una estrella de David y enarbolan como bandera la consigna de que hay que hablar con el diafragma porque estos fantasmas parecen decir que hay mucha insinceridad entre nosotros y por ello corren gritando esa visión que tienen del ser humano.

Otras propuestas enlazan el audiovisual y la representación, tal es el caso de Autorretrato Onírico de Lian Eyle Perdomo. En este caso la artista presenta un video donde los sueños toman parte como protagónico creando imágenes que la artista lleva a término de obra. Lian construyó una cama de madera a modo de taco xilográfico gigante. Este objeto poseía sus sueños tallados. Sueños que más tarde Lian imprime en su cuerpo, ya que es su cuerpo el emisor de esos sueños. Luego de terminado el video la artista muestra a todos en un breve recorrido por el escenario, el cuerpo intervenido por la impresión de estos sueños – grabados, terminando así ese ritual que practicamos muchos humanos al contar a la mañana siguiente eso que hemos soñado.

La representación de artistas norteamericanos presentó un grupo de performances a los que he preferido referirme en conjunto ya que muchos de ellos se hallan conectados por ideas o recursos formales similares, y sobretodo por la interrelación que presupone pertenecer a una misma cátedra de estudios ya que son estudiantes del Instituto de Arte de San Francisco, EUA. En relación a esto, las propuestas abordan la idea del fracaso como un modo de realizar una obra. De este modo lo absurdo prima como componente de las piezas, tal es el caso de Tim Salivan en Suitcase al intentar introducirse en una maleta de viaje que es proporcionalmente mas chica que su cuerpo, intentar esto hasta el absurdo chapinesco de romper la maleta y poder meterse en ella al menos de rota. Dentro de esta cadena de fracasos como camino de búsqueda están This one is for Roy de Jackie Sumell quien intentó realizar un acto circense de domadora de animales con un simple pollo que nunca se dejo amaestrar, ni siquiera accedió a traspasar un aro que la artista puso delante de si, no quedándole a esta mas remedio que darle un leve empujón a la falsa águila (puesto que el pollo había sido disfrazado con plumaje de águila) y finalmente ante el fracaso de un animal que no pudo ser amaestrado el aplauso a la domadora que a toda costa le hizo cruzar el aro. Un aplauso que simboliza el triunfo absurdo de un fracaso convertido en victoria, por ese modo ininteligente que a veces rige en los humanos cuando se antepone a la razón la intención. Siendo así que a Seth Myers en Fresh Diesel no le preocupase demasiado que su “esplendido salto” a través de un aro encendido con fuego resultara un desastre por cuenta de la inesperada caída de la cadena de su bicicleta, ya que seria igual de “esplendido” lanzar esta a través del aro aunque fuese sin él. Porque para estos artistas, al parecer, resaltar lo que a todas luces es una tontería es poner en tela de juicio uno de los defectos más comunes del hombre contemporáneo: hacer ver grandeza donde no hay más que simpleza, hacer de la frustración un triunfo. ¿Tendrá que ver con una cultura como la suya, impulsada a brillar desde cualquier ángulo? Quizás no pueda asegurar tanto, pero Tim Salivan con King Kong parecía decirnos que de cierto modo él podía ser un King Kong que devora una tierna fantasía navideña como el poder irrumpe en los sitios más vulnerables, esta vez el artista ha construido un pequeño set para destruirlo otra vez impulsado por ese afán al fracaso. Es así que el hombre intenta luchar contra sí mismo o contra un imposible ¿o contra la harina? 165-Pound weight class de Mark Lee Morris es uno de los performances más interesantes de este grupo de creadores ya que el artista representa una lucha libre donde su adversario son 165 kg de harina, la cual intentó amasar para la posterior realización de un pan. Aquí también prima el absurdo, ¿como enfrentarnos ante un adversario que sabremos dominar de antemano, será cierto que sabemos dominarlo?, de todos modos Mark logró vencer a la harina, pero al parecer su triunfo no es tan importante como no lo eran tampoco los fracasos de los demás artistas, puesto que para estos artistas es más valiosa la trayectoria ha recorrer para llegar a un punto final, que la propia meta.

Todo no ocurrió una misma noche, pero el espacio del texto permite ahora que lo resuma en una gran función para de algún modo aglutinar propuestas que por sus características poseen cierta conexión. Además como explique antes el orden de aparición estaba enfocado hacia una necesidad de construir un show entretenido y dinámico, de este modo entre una obra teatral alterno una proyección audiovisual, un performance o un acto de variedades como el típico acto del come candela, El volcán del Caribe (Emilio Fco. Pérez y se representaron breves acciones que llamaría simulacros como el falso ahorcamiento de Amaury, integrante del grupo OMNI, la representación pública del reconocimiento del cuerpo (Gnoseología de Laura Díaz) o la intervención de un Partido de Fútbol de Adrían Monzón donde el artista trasladaba un juego interactivo digital a un espacio donde el público apreciase el partido como un espectador común de estadio.

El proyecto persiguió en ambas noches lograr un equilibrio curatorial en la selección de las propuestas pero concentró gran parte de los audiovisuales y las obras extranjeras en el segundo día. Entre los artistas cubanos que presentaron obras audiovisuales Ángel Alonso proyectó El Hogar y sus fantasías, una propuesta que a través de la utilización de la animación digital, componía una historia cotidiana donde los personajes vivían paralelamente dos mundos: el mental y lo existente, el deseo y la realidad, con la marcada ironía que existe entre estos dos mundos, asumido con cierto tono de humorismo. Desde el empleo del soporte digital como herramienta El Telón de Orlando Galloso esbozó tópicos inquietantes a través del recurso textual que la prensa plana brinda, manipulando esta para lograr contar la historia de un modo particular. Por su parte, Glenda Salazar reconstruye el texto empleando las propiedades técnicas del video para hacer una lectura de este texto en sentido contrario a como ha sido construido, una reconstrucción basada en la devastación del mismo desde una negación que se reafirma: El silencio habla I, II, III. Glenda León con Cada Respiro aboga más bien por reafirmar lo onírico como un mundo posible en el terreno audiovisual con la animación de una planta que crece de su vestido tras cada respiro, breve detalle de la imaginería lírica convertida en obra. De un modo u otro las poéticas en relación con las piezas audiovisuales coincidían en enfocar una perspectiva muy personal primado muchas veces el juego visual que el soporte brinda para un artista visual. De igual modo ocurrió con la muestra audiovisual curada por el artista Felipe Dulzaides, en la cual la mayoría de las obras eran un tanto crípticas, pero poseían ese halito personal de cada creador, donde se mezclaba el recurso repetido como un modo de enfatizar en una idea, la sátira y el humor, pero desde una perspectiva más fría y reflexiva.

La muestra audiovisual en general, vino a fungir de mediador entre las propuestas más escénicas y las plásticas para crear un ritmo en el espectáculo que no aburriera al espectador. Aunque provocará también en ocasiones confrontación, ya que muchas veces el soporte video como es consumido por el espectador medio posee otros paradigmas, ausentes en este terreno del video-arte. Puesto que aquí el artista muchas veces no cuenta ninguna historia sino que se deleita en construir una imagen visual de una idea en particular.

De una manera u otra, para Proyecto circo fue un reto la idea de llevar a este espacio un espectáculo que no poseía ese carácter de puro entretenimiento, ya que las artes visuales (condenadas a su eterno elitismo) no son un arte que parte del publico que está ansioso por llenar una carpa este listo para asimilar.

Siendo así que tras el cierre de la carpa al culminar la ultima función, seguidores y detractores de este nuevo circo salimos a tomar el aire frío de Alamar, (era invierno, ¡que extraño!), siendo imposible que las imágenes de este circo se nos borrasen en ese instante de nuestras mentes, para bien o para mal, y eso es más importante que pasar inadvertido cuando de arte se trata. Ya se cierra el telón de este extraño circo de moviolas de papel, mentiras vendibles, billetes-origamis, elefantes que ocupan un espacio en la imaginación, peses fosforescentes, come candelas y malabaristas, este circo donde una cartomántica echa las cartas en un césped porque no importa demasiado donde y como viene el destino, ya que este es impostergable, como las despedidas, esas que marcan el limite del presente y el pasado, para que fabulemos con el recuerdo y reinventemos, después, otros circos mentales.

Publicado en del catálogo Proyecto Batiscafo
Lien Carrazana Lau
Artista y escritora
2005